Lectura profunda: te reto a leer este artículo sin distracciones

Tiempo de lectura: 5 min

Hace siete meses que no publico ningún artículo y ¡en este tiempo me han ocurrido muchas cosas! He abandonado la gran ciudad para vivir y teletrabajar desde la naturaleza del norte de España y he de reconocer que me encanta y soy feliz.

Voy a Madrid de vez en cuando o a Hospitales de otras partes de España por trabajo, pero eso me proporciona el contacto físico necesario con mi familia y compañeros de trabajo y lo cojo con ganas.

Todo tiene sus ventajas e inconvenientes, pero creo que esta fórmula de vivir en un entorno a escala humana, en una casa preciosa y rodeada de una naturaleza exuberante me aporta una tranquilidad y disfrute que me inspira, me da creatividad y me hace coger el trabajo cada día con buena energía. Así que retomo con ganas este proyecto y espero volver a ser mas frecuente… ¡ideas no me faltan!

Estoy leyendo el libro de Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? de Michael Corr y me está gustando porque roza posibles respuestas a una de las preguntas que me hago frecuentemente: ¿y si todo esto de la multitarea digital y atención dividida nos hace evolucionar como seres humanos y empezamos a usar zonas inactivas de nuestro cerebro? La verdad que los resultados no son muy prometedores.

Corr habla de cómo cada tecnología emergida ha ido moldeando nuestras mentes, comenzando desde los mapas, la escritura y la lectura, el reloj, la prensa, la radio, la televisión… y por último, el súper combo que engloba todas las anteriores: internet y el acceso multitarea de nuestros teléfonos inteligentes.

Cada una de las tecnologías que han ido apareciendo a lo largo de la historia han cambiado la forma en que damos y recibimos la información, han afectado nuestra forma de pensar, de razonar, de hablar. “Las tecnologías no son meras ayudas exteriores, sino también transformaciones interiores de la conciencia, y nunca más que cuando afectan a las palabras.” Dice el investigador clásico Walter J.Ong.

La palabra escrita

Antes de que existiera la escritura, el conocimiento estaba limitado por lo que pudiera retener la mente. La comunicación oral era el único método de transferencia de la información con el que se contaba. Las personas estaban mucho más en contacto físico y necesitaban al resto para informarse.

Una vez nació la escritura, y nació por tanto la lectura, se liberaron los límites de las memorias individuales. Esto tuvo distintos impactos en nuestra evolución intelectual. Originalmente, muy pocas personas tenían el conocimiento para leer, por lo tanto, las lecturas suponían un encuentro social donde alguien leía en voz alta y el resto escuchaba. Poco a poco con el desarrollo la lectura se fue individualizando, el lector se sumergía en los estímulos de las palabras y se conseguía lo que se llama lectura profunda. “Los lectores desatendían el flujo externo de estímulos para comprometerse más profundamente con un flujo interior de palabras, ideas y emociones”, el sentido del individualismo se reforzaba.

Durante muchos años la lectura fue el centro de nuestra vida intelectual. No obstante, a mediados del sXX, se vio desplazada por la aparición de otras tecnologías intelectuales como la radio, el cine, la televisión… Sin embargo, estas tecnologías siempre se vieron limitadas por su capacidad para transmitir la palabra escrita, lo que mantenía viva la lectura.

Todo cambia cuando se culmina el avance tecnológico con la creación de Internet, el ordenador y por último los teléfonos inteligentes.

“La impresión y el ordenador son formas de tecnologización de la palabra; y una vez tecnologizada, la palabra no puede destecnologizarse” y “una vez que la información se digitaliza, los límites entre los medios de comunicación se disuelven. Reemplazamos nuestras herramientas especializadas por una sola navaja multiusos”.

Tecnología intelectual vs tecnología de la interrupción

Pero el mundo de la pantalla, como estamos empezando a comprender, es un lugar muy diferente al mundo de la página. “Una nueva ética intelectual se está afianzando. Los caminos de nuestro cerebro vuelven a rediseñarse”.

El uso cada vez más protagonista de las tecnologías multitarea nos está haciendo perder algunas capacidades y ganar otras. Parece que poco a poco estamos ganando en inteligencia visual y espacial, sin embargo, “nuestra nueva riqueza en inteligencia visual-espacial va de la mano con un debilitamiento de nuestras capacidades para el tipo de procesamiento profundo en el que se basa la adquisición consciente de conocimiento, el análisis inductivo, el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión.” Según un estudio de Patricia M. Greenfield, Science, 2009.

Todo este análisis propone diferenciar la tecnología en dos categorías:

Tecnología intelectual: es aquella que utilizamos para ampliar o apoyar nuestra capacidad mental. Incluye herramientas como: mapa, reloj, metro, ábaco, imprenta, máquina de escribir, el periódico, cuaderno, boli, etc. Nuestra concentración apoyándose en alguna de estas tecnologías alcanza mayor capacidad.

Tecnología de la interrupción: Aunque fue ideada como ampliación y apoyo a nuestra capacidad mental, ésta combina diferentes tipos de información en una pantalla, se fragmentan los contenidos y se interrumpe nuestra concentración muy fácilmente, por lo que nuestra capacidad de concentración puede verse disminuida. Véanse herramientas como internet, un teléfono inteligente, el ordenador…

No quiere decir que una tecnología como el ordenador no pueda ser intelectual cuando únicamente estamos leyendo el periódico, pero facilita el salto entre sus funciones.

La forma en la que leemos en la era digital ha cambiado. Podemos decir que es una lectura más lineal que profunda, estamos perdiendo la paciencia y empezamos a no soportar textos largos y profundos… De hecho, este blog y el formato que he elegido para tratar este tema es toda una revolución, estoy convencida que la mayoría de gente joven que llegue a mis artículos (que escribo entre 1000 y 1500 palabras) lo sentirá ya bastante duro de leer… ¿estará mi blog condenado al fracaso de la actualidad sobreestimulada? ¿debería ajustarme a los 280 caracteres de un Tweet?

En buena parte no colaboro con la concentración del lector cuando coloco hipervínculos enlazados a estudios o datos de interés, ya que la curiosidad del lector hará que salte de página y olvide lo que estaba empezando a rumiar en su cabeza. “La cacofonía de estímulos imperante en la Red cortocircuita tanto el pensamiento consciente como el inconsciente, lo que impide a nuestra mente a pensar de forma profunda o creativa.”

A raíz de la lectura del libro, tengo un par de dudas anotadas. Intentaré contestar una, y la siguiente la dejo abierta para un post futuro:

  • 1 ¿Cómo navegar manteniendo una lectura profunda en internet?
    Supongo que pasa por intentar suprimir todas las interrupciones en la pantalla donde estamos visualizando el texto. Esto quiere decir cerrar el resto de las pestañas que tengamos abiertas en el navegador, cerrar el resto de las aplicaciones abiertas en el ordenador, deshabilitar las notificaciones del ordenador… Además, todos los navegadores incluyen una opción de expandirse y ocupar toda la pantalla, de forma que no ves la barra de aplicaciones inferior y tienes menos tentación de cambiar de aplicación.

    Un par de instrucciones sencillas por si a alguien le interesase probar, sería lo siguiente:

    En Google Chrome: Clicamos los 3 puntitos de la parte superior derecha y a continuación en el icono de “Pantalla completa”

En firefox: Clicamos el icono de tres rayas horizontales en la parte superior derecha de la pantalla y a continuación el icono de las dos flechas que se apuntan entre ellas en diagonal

  • 2. ¿Cómo navegar con buen criterio por internet?
    Para esta respuesta tengo mucho que opinar, así que lo dejo para otro artículo.

Si has llegado hasta aquí leyendo profundamente ¡muchas gracias! (significa que has estado concentrado por lo menos 5 minutos). Ya puedes levantar la mirada de la pantalla donde sea que hayas leído esto y estirar la chepa.

¡Que tengas un bonito día!

  1. Bibiana 19 de septiembre de 2022 at 18:48

    Rocio, he logrado leerlo sin distracciones. Increíble. Pero no me alcanzó. Ahora debo profundizar. Tomaré lápiz y papel para plantearme las dudas y poder reflexionar. Ha sido muy estimulante.
    Gracias por provocarme.

    Respuesta
    1. Rocío López 28 de septiembre de 2022 at 16:14

      Si sirve para provocar concentración fabuloso 🙂
      Si quieres plantear dudas y reflexiones ya sabes donde encontrarme!

      Respuesta
  2. Laura 19 de septiembre de 2022 at 12:59

    Muchas gracias Rocio por compartir tus reflexines!!.
    Me interesa mucho todo lo que explicas.
    Ya extrañaba un nuevo articulo…ah! y no me cuesta nada leerlo.

    Respuesta
    1. Rocío López 28 de septiembre de 2022 at 16:12

      Hola Laura, me encanta recibir tus comentarios 🙂
      Qué bien que te parezca interesante y que no se te haga duro de leer… si esto pasa me dices!
      Un beso!

      Respuesta
  3. Sergio Sánchez 19 de septiembre de 2022 at 09:26

    Fantástico, como siempre! Qué bueno que hayas vuelto a subir contenido Ro, me alegro mucho! Un fuerte abrazo.

    Respuesta
    1. Rocío López 28 de septiembre de 2022 at 16:10

      Hola Sergio! mil gracias por el comentario 🙂
      tu sabes bien que he estado procrastinando jeje
      un beso!

      Respuesta
  4. Alberto 19 de septiembre de 2022 at 06:20

    Gracias Ro. Pero no nos digas que son cinco minutos, yo tardo más, y si necesito releer algún párrafo de forma consciente….ni te cuento (comunicación oral).
    Enhorabuena por el artículo, súper interesante.

    Respuesta
    1. Rocío López 28 de septiembre de 2022 at 16:09

      jaja, papá el cálculo del tiempo de lectura lo hace un programa que tengo embebido en el blog y estima un ritmo de lectura medio. Es cierto que con estos temas o una lectura más profunda puede implicar leer más lento… voy a modificar para que el programa estime un poco más y me dices si la próxima lectura cuadra mejor 🙂

      Respuesta

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